LAS CUCARACHAS DEL FIN DE CICLO... ¡OTRA VEZ!

La memoria de las cucarachas es corta, muy corta. Pero a ellas les da igual, porque pululan por cualquier cañería sucia, y solamente aparecen con los vapores más hediondos. En esto del fútbol las ves salir cuando la cosa pinta mal, para gritar al mundo que “ya lo veníamos diciendo”.  Se amontonan desde ni me acuerdo cuándo, para profetizar el fin de ciclo blugrana cada par de añitos. Las merengues porque no acaban con el imperio del Barça de Messi ni trincando Champions por la cara, y las culés porque necesitan que la realidad se adapte a sus profecías. Parece que las has fumigado a todas con el Cucal del triplete + doblete consecutivos, pero siguen ahí, dispuestas a sacar sus repulsivas cabezas para participar del aquelarre que llevan esperando tanto tiempo. 

No soy yo quien ha mirado a otro lado ante las groserías tácticas de Luis Enrique, incluido el año del triplete, cuando la M + la SN le libraron de la penitencia que se estaba ganando a pulso con rotaciones estúpidas, y sobre todo ninguneando a Xavi. Pero no vale babear de éxtasis cuando la pegada se impone al estilo dominador, y llorar cuando te das cuenta de que ciscarte en el sistema mejor parido de la historia del fútbol es el peor negocio de tu vida. Porque en esa historia no entran los ganadores por el hecho de serlo. Una Champions como las últimas del Madrid cabe en una línea de un informe estadístico. Sobre las del Barça de Guardiola se escribieron tesis doctorales. Pero da igual lo que yo diga. El mundo del fútbol siempre se dividirá entre Bilardos y Menottis, entre Mourinhos y Guardiolas, entre el músculo y el arte… Allá cada uno con sus gustos. Pero lo peor son esas sabandijas, con y sin pluma en la mano, alineados en los dos bandos, según sople el aire.

Conviene contar la historia reciente de este equipo, la más grande jamás acontecida. Porque Guardiola, al contrario que Lucho, respetó la herencia recibida y encajó las piezas de tal manera, que asombró al mundo con partidos difícilmente mejorables como el 2-6 y el 5-0 al Real Madrid, o como la Final de Wembley o la de Tokyo. Curiosamente los tres últimos fueron bajo la Presidencia de Rosell, con Bartomeu en su directiva, y si no se ganaron dos Champions más fue porque ante Inter y Chelsea se juntaron todos los astros para impedir sendas victorias ante equipos tremendamente inferiores. 

Foto de otro fin de ciclo traas el desastre de Münich

Los profetas daban por finiquitado el ciclo con al Barça de Tito, cuando les tocó lidiar al Bayern con Messi jodido y gente clave sin aire. Pero incluso en esos años se siguieron ganando títulos, empezando por la Liga, ese trofeo que parece incompatible con el apocalipsis. ¿Por qué?... Pues porque el estilo estaba ahí, guardado con siete candados por Xavi, Messi, Iniesta, Busquets, Piqué… La tragedia del pobre Tito desembocó en Martino, hombre que hacía como Luis Enrique, o sea, simulaba respetar el estilo con una mano, y le pegaba una colleja con la otra en cada partido clave.  Eso, justo el año que Messi anduvo muy jodido con el tema de los vómitos, fue letal. Pero quiero recordar que estuvo a un tris de ganar otro triplete, y de facto perdió injustamente la Liga por un gol mal anulado, la Copa en la prórroga, y cayó ante el Atleti en Champions cuando la eliminatoria mereció terminarse en la ida. Pero daba igual, los profetas y los laportistas volvían al ataque cual enterradores express… ¡Agua!

Respetaron la herencia

La verdad es que una directiva se la juega al contratar un entrenador, excepto Florentino, que tiene a la prensa de rodillas traiga a Mou o a Benito Floro. Rosell y Bartomeu fallaron con el Tata, y también, aunque no se han enterao hasta hora, con Luis Enrique, que ha vivido de Messi, Neymar y Suárez mientras iba minando los fundamentos del equipo más bonito que haya heredado nadie. Yo puedo decirlo porque lo he venido argumentando en los días de vino y rosas. Pero jamás como un ataque frontal a una directiva que no podía ni plantearse el relevo de un tío que lleva 8 de los últimos 10 títulos disputados. Aunque sí como un reproche a esa misma directiva por no zanjar cualquier violación del estilo que hizo volar al Barça muy por encima del resto. El fútbol, aunque el Barça lo haya pintado de colores desde que llegó Cruyff, es tremendamente complicado, y con  su legado no se juega. Ese es el pecado de Bartomeu, y el de todos los listos que ahora se mesan los cabellos. El creer que ganar de chorra a la contra servía para mucho. O que clasificarse para otra final de Copa de milagro les mantiene en el altar de la divinidad. 

Tosdo se le dio bien...gracias a la MSN

Luis Enrique ha ido minando el medio campo de forma paulatina, y además ha dejado cojo al Barça por el lateral derecho. Ha querido mostrarle a no se sabe quién que la pérdida de la manija era una especie de trampa letal para que la MSN asesinase a rivales a la contra. Y eso no es bueno ni malo… ¡es mentira! El único mandamiento de la pluscuamperfección del Barça desde el Dream Team ha sido y es “ NO PERDERÁS UN BALÓN EN MEDIO CAMPO JAMÁS”. Eso supone técnica individual, movimiento continuo, y dos o tres opciones de pase para cada tipo que lleva la bolita. Pero claro está, ese movimiento que provoca desmarques se plasma en automatismos de atrás adelante. Y para eso, el entrenador tiene que hincar los codos, porque vegetar viendo a Messi no vale. Y menos si has amputado la banda derecha al equipo y te quedas tan pancho. 

No vale con encomendarse a estos

Tampoco me vale lo de tanto espabilao criticando la plantilla, pitando a Gomes como si fuera un deshecho de tienta, o defenestrando jugadores nuevos porque no se adaptan cuando es Lucho quien les está volviendo tarumbas. Al Barça le falta un táctico que haya estudiado a Guardiola, y que sepa reforzar el medio campo en partidos bordes con el único objetivo plausible: dominar el balón. Pero hablar de fin de ciclo en un equipo en el que juegan Messi, Iniesta, Busquets, Piqué, Masche, Neymar y Suárez, es para descojonarse. Aun así, hay que cortar el rollo malo por la vía rápida, pues Messi sabe que la Mafia le va a seguir robando sus Balones de Oro si no gana cada Champions. Y Neymar y Suárez no han venido aquí a conformarse con Copas del Rey. El Barça sólo enamora jugando de puta madre, porque además no tiene ni repajolera idea de ganar títulos jugando mal. 

No valdrá, pero Si Ney está como en París y Messi como siempre, sufrirá el PSG

Dicho esto. Una reflexión. Los tres jugadores del medio campo más trascendente de todos los tiempos, Messi, Xavi e Iniesta, tenían una característica común absolutamente vital a la hora de mantener la posesión: el reprís.  Ese primer medio metro para arrancar con y sin balón, unido al talento natural para mantener la bolita pegada al pie, ha sido la base sobre la que se fundó este imperio. El reprís y la cintura, que siguen haciendo a Messi e Iniesta indescifrables, y que Xavi utilizaba para rotar sobre sí mismo sin apenas mover su punto de apoyo. Por eso es Modric el único merengue que cabría en este once. Los fichajes de este año, por mucho pitoflauta que se cebe con ellos, son magníficos peloteros. Pero falta un mediocampista con esa chispa en el arranque. Y en estos clubes hay gente que cobra mucha pasta para localizar perfiles. Digo yo. 

La bolita del PSG, el desbarajuste táctico en París, y un día estratosférico de Di María y Cavani, han dejado una imagen del Barça en Europa que no tiene nada que ver con la realidad, pero que debe servir para recuperar la esencia, reaccionar en la Liga, y mostrar a los franceses que lo otro fue un accidente, aunque la remontada esté imposible. 

Bartomeu ha dado cuerda a Lucho hasta permitirle desembocar en estos dos mesecitos contra natura. Y la ha cagado. Le toca a él, como presidente, dejar clarito que en este club no se tolera la ordinariez, y que el fin de ciclo es el de Luis Enrique, no el del Barça, que supongo que habrá apalabrado otro entrenador para el año que viene. De facto, debió ser valiente y hacerlo el año pasado, porque ese final agónico de Liga, y esa primera parte en la Champions en el Calderón, ya eran signos contundentes de la inanidad táctica que ha provocado el infarto de París. Si no reacciona ya mismo, lo del Titanic va a ser una cafetera rusa, y Barto y su junta fenecerán tocando el violín, como la orquesta que amenizaba el naufragio, pero estos desafinando.