GUARDIOLA Y LA FÓRMULA MÁGICA DESDE EL ALBA DE LOS TIEMPOS

Cuenta la Leyenda que los dioses del Olimpo ya jugaban al fútbol en el Alba de los Tiempos, y que les resultó tan gratificante su práctica que Zeus decidió concentrar la Magia del Fútbol en un montoncito de polvo de estrellas que depositó dentro en un Cofre de cristal. Zeus ordenó la custodia del Cofre a su hijo Apolo, pero éste participó en una revuelta contra su padre, y fue tanta la ira de Zeus que Apolo huyó despavorido y dejó caer el Cofre en su huida, quebrándose éste en mil pedazos.

Fue así como la Magia del Fútbol se esparció por el Universo vagando durante siglos sin rumbo alguno. Pero en el siglo XIX Apolo, personalizado en el Sol, escogió a la Tierra como destino de la Magia que él mismo había roto, y provocó una lluvia de ese polvo interestelar, sembrando  los 5 continentes de ilusión por un deporte sagrado desde tiempos inmemoriales. Desde entonces son millones de personas las que han buscado parte de su felicidad en la práctica o la visión del Fútbol. Aquellos privilegiados que fueron tocados con parte de esa Magia consiguieron desentrañar algunos de los secretos de este deporte:

Zamora, Yashin, Gordon Banks o Iribar desvelaron las claves del portero perfecto.

Gerets, Maldini, Cafú o Reberto Carlos descifraron la trascendencia de ser un lateral.

Beckenbauer, Pasarella, Baressi o Maldini convirtieron la defensa en un arte.

Bobby Charlton, Luís Suarez, Zidane o Laudrup tomaron el elixir de la elegancia suprema.

Di Stéfano, Pelé, Cruyff o Maradona fueron rociados por la fracción más mágica de esa lluvia, esa que enseña los secretos del gol.

Todos ellos, al igual que muchos más que nos ocuparían varios folios, eran individuos fuera de serie que habían tenido la suerte de resolver esa fórmula milagrosa que hace que el balón obedezca tus órdenes, pero individuos al fin y al cabo. Para aproximarse a los orígenes divinos del Fútbol, se hacía imprescindible que alguien con inteligencia y sensibilidad extraordinaria descifrase las ecuaciones del juego colectivo. Y es tal el reto, que han sido poquitos los que se han acercado a la resolución del Enigma. Veamos:

Gustav Szebes fue el “padre” del Honved de Budapest, equipo que fue considerado el mejor del mundo en su tiempo, con un juego solidario y brillante jamás conocido hasta entonces, basado en la famosa W M…que ya introducía un delantero centro restrasado. Si hubiera existido la Copa de Europa se la hubiera llevado desde el 49 al 55 sin despeinarse, con Puskas, Kocsis y Czibor entre otros.

Di Stefano no era entrenador, pero si una suerte de “jugador orquesta” que colectivizaba el fútbol del Madrid desde su genio, e hizo que casi nadie se acuerde de quién entrenaba al Real de las 5 Copas de Europa.

Rinus Michels, quizás por tener a Cruyff a sus órdenes, debió hacerse con parte de esos polvos mágicos, los analizó en su microscopio, y patentó la semilla del fútbol cuasi-perfecto con su inolvidable Holanda del 74.

Arrigo Sachi  vislumbró la parte defensiva de la Magia en Baresi, y alrededor de él construyó la fórmula del arte de defender elevado a su máxima expresión, haciendo un Milan casi imbatible.

Johann Cruyff había sido tocado por la gracia divina como jugador, y además tuvo el privilegio de tener un Maestro inigualable del juego colectivo como Rinus. Su mente genial, alocada, muchas veces rayana en la irresponsabilidad, edificó el Dream Team, alcanzando la frontera de la Perfección en el Juego Ofensivo. Nadie que ame este juego olvidará jamás ese encaje de bolillos entre los Koeman, Guardiola, Laudrup, Beguiristáin, Stoichkov y Romario. Pura fantasía…pero con enormes dosis de riesgo defensivo.

Hay otros técnicos que, sin llegar a trascender como los anteriores, fueron capaces de analizar parcialmente restos de ese polvo divino y dominar facetas tan vitales como le detección de fenómenos a temprana edad (Van Gaal), la inyección de tranquilidad y humildad en sus pupilos (Rijkard o Del Bosque), o la capacidad de convicción para llevar adelante una idea (Luís Aragonés).

…Y en estas llegó Guardiola desde ¡el Barça de Tercera División!, portando la bandera de la Humildad más sincera tras haber trotado buena parte del mundo en busca del Conocimiento Absoluto, ese que los grandes hombres llevaban buscando desde hace casi dos siglos. Y se dio cuenta de que los hados del destino le habían puesto a su disposición, y todas juntas, las claves para descifrar el gran Enigma y recomponer esa Magia rota desde el alborear de los tiempos.

En efecto, sus jugadores habían sido rociados por una auténtica lluvia de dones que le deban a Pep la posibilidad de actuar como auténtico Arquitecto del Fútbol Perfecto. Valdés había soñado de niño con las soluciones que los Yashin y compañía aplicaron en su día. Alves y Abidal sentían a los Cafú, Maldini..etc como parte de ellos mismos. Puyol y Piqué bebían de las fuentes de Baresi y Beckenbauer. Iniesta y Xavi nacieron directamente de la Elegancia Suprema que todo lo embruja. Todo encajaba para dibujar el camino a la trascendencia definitiva…

Faltaba solo la pieza maestra, la última X a despejar para recomponer ese Cofre roto y poder guardar de nuevo esa Magia perdida. Y Guardiola, que venía impregnado de la locura de Cruyff y de la fe en los jóvenes de Van Gaal, y que había estudiado profundamente a genios como Michels o Sacchi, tomó la decisión más trascendente de la historia del fútbol: edificar su obra alrededor de Leo Messi. 

Quizás fue un rayo de sol enviado por Apolo para iluminar a Leo en una mañana de verano, quizás un capricho del destino, pero el caso es que Guardiola vio que este chaval tenía en su cabeza jugadas indescifrables para nadie, que diseñaba caminos imposibles aprovechando y optimizando a la vez la gracia divina de sus compañeros, y que había sido dotado por los dioses con todos los dones de los más grandes centrocampistas y delanteros de la historia…y además a mucha más velocidad.

Y así es como cuenta la Leyenda que Guardiola logró, por fin, reconstruir ese Cofre del que, de momento, tiene la llave, y con el que ya ha regalado al mundo las más maravillosas exhibiciones de Fútbol de todos los tiempos...

Hasta tal punto es así, que dicen que el Sol Apolo no solo sonríe viendo al Barça, sino que se graba los partidos para la videoteca de los dioses…