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Mucha clase de azul y grana |
En todos los deportes,
individuales o colectivos, son los aspirantes los que tienen que demostrar al
campeón argumentos suficientes para destronarle. El Madrid lleva décadas sin
despeinar al Barça en cuanto a fútbol. No es aspirante ni aproximadamente. Pero fanfarronear es gratis, y visitaban Barcelona envueltos en una pose "dominatrix" tras los últimos clásicos, cuando nunca han sometido al Barça. De lo contrario, Bwin no hubiera pagado doble por una victoria blanca que por una culé. Y eso presentándose en el Camp Nou a 3 puntitos de nada, tras
¡cinco atracos a pito armao!, a Betis, Granada, Villarreal, Levante y Elche. Y
además jugando contra un 20% de Messi, dejando Undiano vivitos y codeando a Ramos y
Pepe, para variar, y pasando por alto el grosero pisotón a traición de Pepe a
Cesc en el área pequeña. Pero no señores, estamos todos errados sin hache. Lo único
importante es que a Cristiano, ese supermán que está “imparable” para tanto “seso
bobo”, le hizo penalti Mascherano. Lo demás es anecdótico.
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Bale fuera de sitio... mal negocio |
El Barça salió como salen los
grandes, con la batuta, apropiándose del balón, y llevándolo al
borde del área blanca con gran facilidad. O sea, tropecientos millones de euros
después, más de lo mismo: unos a intentar hilvanar y otros a ver si pillan una
contra o un balón parao. Yo no sé como no hay manifestaciones por el Paseo de la
Castellana. Isco, que ni era el nuevo Zidane ni deja de ser un superclase, en el banco junto a Illarra. Y Bale
deambulando en un equipo dispuesto en el campo así por primera vez, cuando
además da la sensación de ser una especie de “CR7 repe”, pero zurdo. O sea,
nada de arte, mucho sprint si hay contras, y chuts desde todos lados.
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Esto lo hubiera firmado Pelé |
Fue
una horita en la que el Barça
debiera haber dejado zanjado un trámite facilón. Pero luego, al
coincidir los
cambios de Ancelotti (obvios), con un par de pérdidas de balón impropias
que
originaron las ocasiones de CR7 y Khedira, el Madrid se creció. Para los
que no
han jugado a esto, decirles que es lo más normal del mundo que te vengas
arriba
cuando ves luz donde estaba todo negrísimo. Pero curiosamente a partir del
impresionante disparo de Benzema a la escuadra, el Barça volvió a
achuchar con
Iniesta y Neymar al aparato, y la psique colectiva del equipo volvió a
su ser, o sea, a dominar. Cuando salieron Alexis y Song se recuperó el
aire, y se acabó el
espejismo merengue con el golazo del chileno. A partir de ahí, a seguir
vendiendo milongas arbitrales, cuando cualquier mourinhista de pro
debería tener una
estampita de Undiano y Fermín en su mesita de noche, como cómplices del
asalto
a la Copa y la Liga que trincaron.