El Real Madrid ganó en Valencia "a su manera". Sin hacer nada para merecerlo, se adelantó con penalti y medio gracias al atolondramiento naïf de Montoya, muy celebrado por Penaldo como si tuviera mérito alguno lo suyo. Pobre chaval. Luego estuvo cerca de una hora a merced de los chés, que fallaron varias ocasiones claras, y que llegaban en oleadas, aunque lastrados por un arbitraje amerengado que perdonó varias tarjetas a los blancos, incluida una roja a CR7, y un penalti de Carvajal a Gayá que no tengo idea de por qué no se ha repetido muchas veces. Al final, resucitó su único jugador desequilibrante estos años, Marcelo, y maquilló un resultado que no tuvo nada que ver con el partido. Pero a la merengada le da igual. Ya estamos con los del soufflé blanco sacando pecho cuando siguen ¡cuartos a 8 puntos del Atleti y a 19 puntos del Barça!
El Alavés mereció, como poco, empatar en el Camp Nou. Cerró casi todos los caminos al Barça a pesar de que éste salió con todo su arsenal ofensivo. Y no solo eso, sino que manejó sus transiciones de maravilla, y mantuvo 3 atacantes listos para cada contra, lo que retrató un posicionamiento blaugrana tan innecesario como suicida, en el que se permitía a los laterales actuar de extremos estáticos, y se dejaba a los centrales hacer excursiones hasta el área rival, lo que pilló varias veces la retaguardia azulgrana con un solo defensor. Además, se obvió un fuera de juego de Alcacer que dio lugar a la falta que anotó Messi, y se interpretó como involuntaria la mano de Umtiti, de la misma manera que podría haber pitado penalti y a nadie le hubiera extrañado.
La diferencia entre ambos arbitrajes "amables" con Madrid y Barça, es que el primero estuvo a merced del Valencia un buen rato, mientras que el Barça estuvo cercando al Alavés los 90 minutos. Que en la primera parte de ambos partidos, debieron ser expulsados Cristiano Ronaldo y Wakaso, y por tanto Real Madrid y Alavés jugaron con uno de más durante una horita. Los mismos que justifican las agresiones de Narciso de Madeira una y otra vez, quieren crucificar a Suárez, que ayer mereció la roja, y algún otro partido también, pero que no es un asesino en serie como pretende la Caverna. Es más, es Sor "Uruguaya" al lado de Sergio Ramos, a quien, como a Casemiro, le perdonan docenas de tarjetas al año. Sin ir más lejos, le salió gratis agredir a Súarez en el último clásico, lo mismo que la agresión de Marcelo a Messi en el famoso 2-3.
Al final, todas estas cosas son humo para desviar la atención del desastre blanco. Hay que buscar excusas, y hay que minimizar la excelencia del Barça, como en la época de Guardiola... Y no cuela. De hecho, estamos ante algo que llega tarde, pero que ya ha llegado. Los prefesionales del fútbol ya se van quitando la careta, y cada vez hay más declaraciones gritando al mundo que Messi es el mejor de la historia, y que el resto está a años luz. Se acabó el cuento. Hemos asistido a más de dos lustros de declaraciones paniaguadas de jugadores y entrenadores de la Liga, medio equiparando embusteramente en público a Cristiano con Messi... Y hay que ser un sinvergüenza o un analfabeto del fútbol para eso. Afortunadamente, en las últimas semanas, desde que Palomerito de Madeira, hundido en la más densa mediocridad, osó autoproclamarse como mejor jugador de la historia, se repiten las declaraciones a calzón quitao. Xabi Prieto, Joaquín, Ibai, y muchos otros, salen a la palestra y consideran un privilegio ver al mejor jugador de la historia dos veces por semana. Alguno, como Xabi Prieto, confiesan acudir a verle como espectadores, por considerarlo algo único.
Sí, ya sé que hay centenares de declaraciones de jugadores y exjugadores de todo el mundo que hablan de Messi como el mejor del planeta desde hace muchos años. Pero aparte de que hay que meterse en you tube para verlas, porque los medios mafiosos de este país, al servicio merengue, no han dado ni bola a todas esas loas para evitar que hasta la masa boba reconozca lo obvio, resulta que ya estamos en 2018, y que Messi ya ha superado la comparación con cualquier otro jugador que haya exisitido jamás. Y sus compañeros profesionales del fútbol español, llevan tanto tiempo descojonándose en privado de los trofeitos de mentira para Cristiano, que la espoleta se ha activado de forma espontánea. Y auguro que esto va a ser un tsunami, nacional e internacional. La FIFA y la UEFA se verán obligadas en su día a dar a Leo Messi el Trofeo al Mejor Jugador de todos los tiempos, independientemente de que el Higuaín o el Di María de turno fallen algún gol a huevos en el mundial de Rusia. Será la única manera de remendar, en parte, el desprestigio en el que la Mafia ha hundido al fútbol mundial premiando a un futbolista luso poco talentoso, con más tofeos individuales que los entregados en su día a Cruyff, Platini, Ronaldinho, Van Basten, Henry, y cualquiera de las docenas de cracks de verdad que han honrado al fútbol fabricando jugadas y goles maravillosos.
El FÚTBOL MUNDIAL y por supuesto la LFP, le debe eso y más a Lionel Messi. Ese genio humilde que jamás presumió ni se quejó de nada, que ha asitido en silencio a comparaciones estúpidas e insultantes, y que posee en su zurda y en su cerebro todo aquello por lo que cualquier futbolista daría lo que le pidieran: la magia que le permite hacer cosas que los demás no pueden aspirar a repetir ni el la play. Por eso es que Leo, sin bravuconadas, y sin más armas que su fútbol, ya ha empezado a provocar que los demás rompan esa "Ley del Silencio" impuesta por poderes mafiosos. Se acabó el cuento. La VERDAD solo tiene un camino, y desemboca en este chaval de Rosario que ya es eterno.