Nadie puede asegurar lo que pasará en esta temporada.
Pero el mundo entero sabe que se acabó el cuento. El Real Madrid de Florentino,
la mayor MENTIRA de la historia del deporte mundial, fue desnudado
deportivamente, por enésima vez, por este Barcelona eterno. Y no hizo falta que
esa pesadilla merengue llamada Messi, ese que ha dejado al Mega Madrid en
pelotas una década, dirigiera las operaciones. Bastó con que el
"superpresi" indicara a su Benítez que "hay que poner a los
buenos". Delirante.
Y precisamente por eso no conviene tirar las campanas
al vuelo. El Real Madrid es un equipo intrascendente para el fútbol desde hace
50 años, que entre milagros y arbitrajes, va surtiendo sus vitrinas de algunos
trofeos completamente anacrónicos que maquillan el desastre. Ya el PSG les pintó la cara, pero no tiene a Claudio Bravo (espectacular) ni a Neymar y Suárez. Y lo del Sábado en el clásico fue coser y cantar para un Barça con 5 canteranos. Infinitamente más fácil que aquellos 2-6 o 5-0, en los que se humillaba a un
equipo repleto de leñeros infames como Pepe, Xabi Alonso, Diarra, Ramos,
Arbeloa...etc. Eso eran campos minados por tipejos como Mou. Pero los Kroos,
James, Modric...etc., son ursulinas a las que un Busquets como el actual, cuasi perfecto, se puede
comer de tres en tres antes de entrar en calor: Y los Varanne (que a mí me
encanta), Marcelo (jugadorazo en ataque) recién salido de lesión, y Danilo, son apertivos para un Neymar camino de la gloria, y para un
Suárez que, cuando está en "modo crack", es Terminator. Y no
hablo de Ramos porque me da la risa. Sigue con su fama de "mejor del mundo en su puesto" cuando hace la
risa contra los grandes SIEMPRE. Si comparamos la defensa blanca con el recital
de Alves, Piqué (pena de 5º gol), Alba, y Masche o Mathieu, pues la diferencia
es sonrojante.