Lo estaban esperando, y por fin ocurrió.
El Barça jugó una primera parte indigna de su categoría ante un magnífico y
valiente Ajax, que le superó con el balón y sin él apoyado en la filosofía que inauguró
el fútbol moderno en los años 70, el orígen de este Barça legendario del último lustro. Tras la derrota, es lógico que aparezcan los cenizos culés,
perennes avisadores del apocalipsis. Los pobres, con el ego caído de nacimiento, llevaban amagando el fin de
los días tras una Liga de 100 puntos + 20 partidos sin mácula, y ahí siguen,
aprovechando cada tropiezo, aunque salga a jugar un Barça con muchas bajas. Y si se pierde contra un equipo que la toca y te presiona, pues ni te cuento.
Más predecible era aún que ese prostíbulo mediático que domina el cotarro
nacional dedique horas y poco menos que ensayos filosóficos a “la debacle del
Barça”, como si estuviera eliminado en vez de tener todas las opciones de pasar
primero de grupo. Y todo por ½ partido que, siendo muy malo, no llega ni de
coña al ridículo que hace el Real Madrid en no menos de 20 partidos al año desde
hace décadas... incluida una 1ª parte hoy mismo ante el Galatasaray que no se la traga ni Roncero. No quiero ni pensar si el Barça se marca un partidito como los de
los merengues ante el Manchester incluso con 10, ante el Dortmund,
ante la Juve, el Rayo, Elche, Villarreal…etc. Pero como tanto el pesimismo culé como
la estulticia “caverno-lechera” son patologías crónicas e irreversibles, vamos a
intentar analizar el partido sin más estridencias, pues por mucho que truene,
era un partido cercano a la intrascendencia.
Para empezar, yo no estoy de
acuerdo en que el Barça poco menos que salió a pasearse. A mí no me vale esa
milonga de “la actitud”, excusa universal a la que se agarra siempre la
merengada para justificar cuando les pasan por encima, que en su caso son
docenas de encuentros al año. No cuela. En mi opinión los fallos fueron otros.
Veamos: